El estrés es la epidemia del siglo XXI. Conoce los 5 consejos que funcionan según la ciencia. Lee cómo transformar tu salud mental ahora.
El estrés no es solo algo que sentimos. Es una epidemia. Nueve de cada diez personas lo han sufrido en el último año. El 40% lo padece todos los días, sin descanso. El 62% de la población mundial ha visto cómo el estrés le arrebató momentos importantes de su vida diaria—y en España los números son igual de alarmantes. Tanto que la Organización Mundial de la Salud lo ha declarado oficialmente: es la epidemia del siglo XXI. No es una exageración. Es un diagnóstico.
En algún momento lo hemos tenido o lo tenemos justo ahora.
En esta serie te daré consejos sólidos que puedas aplicar cada vez que sientas estrés. Pero antes de empezar, quiero ser honesto contigo: yo también lo sufro. El estrés por las responsabilidades de mi trabajo es real, y mi cuerpo ha pagado un precio muy alto por ello.
Mi experiencia con el estrés.
Sufrí estrés. Mucho estrés. Era 2017, estaba emprendiendo mi propio negocio, y cada día era una montaña rusa de esperanza y desesperación. Veía que nada tenía valor. Justo cuando creía que mi negocio iba a despegar, algo salía mal. Y tenía que empezar de cero.
Una y otra vez.
Para empeorar todo, mis padres me preguntaban constantemente: «¿Y ahora qué haces? ¿Cuándo vas a generar dinero?» Su presión se sumaba a mi propia ansiedad, y me hundía cada vez más en un estado de estrés que no podía controlar. Mi cuerpo lo sabía. Cada fibra de mi ser gritaba pidiendo descanso.
Lo peor no era la quiebra. Lo peor era el estrés que me estaba destruyendo desde adentro. Imagen Ilustrada.
Las noches eran lo peor. Me quedaba trabajando hasta las 3, 4 de la mañana, creyendo que si solo trabajaba lo suficiente, todo iba a funcionar. Cuando finalmente quería dormir, mi cerebro no lo permitía. Los pensamientos no cesaban. Pasaban horas. Dos, tres, cuatro horas en la cama, mirando el techo, esperando que el sueño llegara.
Llegué a pensar que esto era mi vida ahora. Que nunca tendría solución.
Entonces llegó el golpe final: mi emprendimiento quebró. Todo el esfuerzo, todos los sacrificios, todo el dinero que invertí—en vano. Fue devastador. Pero aquí viene lo irónico: no fue tan terrible como creía que sería en ese momento. Porque lo peor no era la quiebra. Lo peor era el estrés que me estaba destruyendo desde adentro.
Con los años entendí algo crucial: mi fracaso era mi mejor activo. Cada error que cometí, cada estrategia que falló, se convirtió en conocimiento. Y ese conocimiento es precisamente lo que vendo ahora.
Cuando alguien llega a mí con un problema, no solo le doy una solución, le doy la solución que aprendí a través del dolor. ¿De dónde creen que saqué todos esos trucos, esos fallos, esas estrategias que funcionan? De llevar mi emprendimiento a la quiebra.
Transformé el fracaso en consultoría. En lugar de crear otro negocio, creé algo mejor: una consultoría que enseña a otros lo que no deben hacer. Ahora asesoro a empresas para que tengan éxito sin pasar por lo que yo pasé. Y lo más importante: aprendí a controlar el estrés. Aprendí a ser más prudente, más fuerte, a buscar soluciones concretas antes de que mi salud vuelva a sufrir.
Los síntomas físicos del estrés.
El exceso de estrés me causó síntomas que no podía ignorar:
- Dolor en las extremidades: tanto en la parte trasera de las piernas (los tendones) como en la parte inferior de los brazos.
- Insomnio extremo: cuando quería dormir, mi cuerpo quería seguir trabajando y los pensamientos excesivos no me dejaban descansar.
- Dolor en el cuello.
- Dolor alrededor de la cabeza.
- Dolor en el pecho: que a veces me hizo pensar que era del corazón.
- Síndrome de las piernas inquietas: la enfermedad de Willis-Ekbom*.
La enfermedad de las piernas inquietas es un trastorno sensitivo y motor caracterizado por un deseo incontenible de mover las extremidades, especialmente durante las noches, afectando gravemente la calidad del sueño*.
Estos síntomas me causaron dolor y preocupación constante. Llegué a pensar que tenía una enfermedad grave, pero finalmente me di cuenta de que todo era producto del exceso de estrés que había generado en mi vida.
Después de mucho tiempo, aprendí a gestionar mi propio estrés, y eso es lo que voy a compartir contigo ahora.
Consejos para terminar con el estrés, y para siempre.
Sé que eliminar el estrés por completo no es posible, ya que, en su justa medida, el estrés tiene sus ventajas. Una de ellas es que nos impulsa a avanzar con las cosas pendientes. Si tenemos algo que hacer o debemos evitar un peligro, la activación del estrés nos ayudará.
Sin embargo, es fundamental controlar este estrés y utilizar herramientas para manejarlo. Así que presta atención a estos consejos:
- Consejo 1: No te tomes las cosas a pecho; ninguna (literalmente).
- Consejo 2: Aprende a delegar trabajos, aunque desees con el alma ganar más dinero para ti.
- Consejo 3: Más trabajo no es igual a ser más productivo.
- Consejo 4: Camina, corre o practica un deporte con alguien.
- Consejo 5: Observa la naturaleza, mira cada detalle.
En el próximo artículo exploraré cada uno de estos consejos en profundidad, con ejemplos concretos y estrategias prácticas que puedas aplicar hoy mismo. Si te parecen interesantes, te invito a acompañarme en este viaje hacia una vida menos estresante y más plena.
*Fuentes.
SciELO Colombia. Síndrome de piernas inquietas: concepto, epidemiología, fisiopatología, clínica y tratamiento. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-87482016000400013