Pulsa «Intro» para saltar al contenido
En esta carta íntima, el autor se dirige a su yo del pasado para ofrecerle consejos que también sirven como inspiración para cualquier lector joven. Habla sobre la importancia de profundizar en lo que apasiona, confiar en la intuición, no compararse con los demás, leer mucho, crear sin miedo y rodearse de personas que inspiren. Con un tono cercano y reflexivo, recuerda que ser “raro” es una virtud y anima a atreverse a vivir con curiosidad y autenticidad desde la juventud.

El consejo que le daría a mi yo del pasado

0:00

🎧 Este artículo tiene audio disponible, pero solo puede reproducirse en dispositivos móviles.

Querido yo de hace años:

Sé que ahora tienes la cabeza llena de dudas. Te preguntas qué camino seguir, si lo que haces vale la pena, si algún día vas a encontrar tu lugar. Yo también pasé por eso, y aunque sigo aprendiendo, quiero dejarte algunas luces que te acompañen en el camino.

Primero: aprovecha estos años. Son más importantes de lo que piensas. No vivas con prisa, pero tampoco te distraigas demasiado. El tiempo que inviertas ahora en aprender, en experimentar y en conocerte será el terreno donde crecerás más adelante.

Profundiza en lo que te gusta. No te quedes en la superficie de las cosas. Prueba, equivócate, vuelve a empezar, pero quédate lo suficiente como para descubrir si algo vibra contigo. Aprenderás idiomas, matemáticas, programación, escritura… No todo se quedará, y está bien. Lo importante es que descubras cuáles de esas pasiones se convierten en parte de ti.

Escucha lo que disfrutas. No ignores el placer de lo que haces, porque ahí se esconde una verdad importante. Y aunque los demás no lo entiendan, confía en tu intuición: a veces la gente mayor se equivoca, porque ve el mundo con retraso respecto a lo que ya late en ti.

No te midas solo contra tus compañeros. No trates de encajar a la fuerza. Ser raro no es un defecto: es una señal de que estás trazando tu propio rumbo. Claro, aprende a relacionarte, desarrolla tu forma de comunicarte, pero no confundas pertenecer con ser idéntico a los demás.

Lee mucho. Los libros serán ventanas a mundos que no imaginas, y maestros silenciosos que nunca dejan de enseñar.

Crea cosas. No importa si son pequeñas o imperfectas. Crear es mucho más valioso que consumir. Cada cosa que hagas será un ladrillo en tu confianza y en tu identidad.

Haz amigos que te inspiren. Internet te permitirá conocer personas que comparten tus pasiones. No pierdas la oportunidad: conversar con gente brillante y diferente puede cambiar el rumbo de tu vida.

Y viaja, en cuanto puedas. Ve a lugares donde la energía fluya, donde haya soñadores y raros que persiguen sus metas. No importa si es San Francisco o cualquier otro lugar que se convierta en tu punto de encuentro. Estar cerca de quienes creen que todo es posible te hará creerlo también.

Finalmente: no esperes demasiado. Muchos de los que hicieron grandes cosas lo lograron siendo jóvenes. No confundas juventud con ensayo: ya estás en la obra principal. Atrévete ahora, aunque tiemble tu mano.

No tengo todas las respuestas, ni las tendré. Pero si algo he aprendido es esto: aprende a pensar por ti mismo. Sé raro. Sé tú. Ese será siempre tu mayor acto de valentía.

Con cariño,

Tu yo del futuro.

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta